Estudiantes del colegio Dillon piden a autoridades que confíen en ellos


Fuente: https://www.elcomercio.com/tendencias/sociedad/estudiantes-dillon-autoridades-confianza-violacion.html

Por: Henry Quintana Ojeda

Considerando que, cuando se habla del rol directivo en las instituciones, se hace referencia al talento humano que en primera instancia se encuentra dentro de la institución y que  tiene  la potestad y  oportunidad de direccionar de la mejor manera a la misma en diversos ámbitos, por ejemplo, la socialización y conocimiento de las normativas, lo relacionado a la convivencia de todos los integrantes de la comunidad educativa, lo pedagógico, aspectos de infraestructura, servicios complementarios y demás componentes que confluyen en una institución. No se puede dejar de lado también a una supraestructura estatal ministerial y distrital que son entes cuya función radica en la emisión de normativas base de cumplimiento es obligatorio por parte de las instituciones educativas. Existe todo un aparataje en relación al rol que debe desempeñar el equipo directivo a fin de que la gestión educativa sea la mejor. Sin embargo, al leer el reportaje, encontré términos realmente alarmantes porque se habla de: desatención, negligencia, falta de escucha activa, falta de trabajo conjunto; en este caso en particular, prácticamente quedaron en evidencia todas las posibles falencias que se pueden dar al momento de darse un caso de violencia sexual. Entonces, surgen diversas dudas respecto a variables que tienen que mejorar urgentemente, especialmente en relación a los directivos de la institución, incluso su equipo de trabajo porque se actuó de la peor manera posible. En primer lugar, cómo accede una persona a esos cargos de alta responsabilidad en la institución, sin saber socializar y ejecutar las normativas y los protocolos en una situación de riesgo como la que se describe en la noticia; que la autoridad a cargo del colegio haya pensado en la imagen institucional antes que en la situación de violencia sexual que sufrió su estudiante, es antiprofesional, además, la autoridad y quienes no actuaron como es debido, se convierten en cómplices de quien abusó de la estudiante. En segundo lugar, considero que tan eficaces deben ser las decisiones en relación a la ejecución de protocolos, una vez dada la situación; como las acciones de prevención que se deben realizar a lo largo del año lectivo, en este sentido, de acuerdo a los testimonios que recoge el reportaje de los estudiantes y del viceministro de gestión educativa, tampoco se hizo el trabajo adecuado, la frase “somos el grito que intentaron callar” me hace pensar que no hubo una comunicación cercana y asertiva que promueva un espacio seguro para los estudiantes o  incluso para detectar un posible conato o indicio de abuso anteriormente.  Finalmente, considero que, no solamente en esta institución, la tarea es larga todavía en relación el liderazgo que gestione eficazmente el  mejoramiento de la comunicación entre las autoridades y docentes con los estudiantes a fin de que estos tengan la confianza para denunciar, expresarse y ser parte activa del lugar en el que prácticamente pasan gran parte del día, así también, del conocimiento amplio de cómo actuar en situaciones como éstas por parte de toda la comunidad educativa, es importante que la persona al mando se apoye de otras instancias como el DECE y otras para tal efecto. Ojalá que como parte de la gestión desde las entidades de control del área educativa, se amplíe y se promueva realmente la tan discutida educación sexual para evitar la violencia de género, al final, este es el tema de fondo que a largo plazo que puede evitar que se den este tipo de lamentables situaciones.

Comentarios

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  2. Concuerdo con las consideraciones del autor de este comentario con respecto a las repercusiones de este caso y el posible curso de acción a tomar a nivel institucional. Sin embargo, también me gustaría acotar lo siguiente. Creo que queda mucho aun por aprender de las experiencias de afuera, del extranjero, en materia de prevención, normatividad y capacitación con respecto al abuso sexual en ambientes educativos como el estadounidense. Cabe recalcar, que lamentablemente ni todas las leyes del mundo o todas las cámaras pueden frenar el abuso sexual cuando este es el mero reflejo de una sociedad patriarcal. Por ello, es necesario apuntar a un cambio de pensamiento colectivo y no solo de curas paliativas. De hecho, el abuso sexual es un problema en Ecuador y lo continúa siendo en los Estados Unidos. A pesar de ello, nuestras autoridades educativas en Ecuador deberían proporcionar herramientas más contundentes para combatir la cultura del abuso sexual y su impunidad en esferas educativas. Por ejemplo, como en los Estados Unidos y en muchas organizaciones internacionales, todas las personas que trabajen con menores de edad deberían someterse a rigurosos chequeos de historiales profesionales y de antecedentes policiales. Solo aquellos que pasen tal chequeo deberían poder trabajar con menores. Esto tienen que incluir desde aquella persona que abre la puerta hasta la persona que firma convenios o contratos; es decir todas las personas que trabajen dentro de una institución educativa. Aquellos que tengan algún indicio de abuso, simplemente deben quedar por fuera del sistema educativo nacional. En los Estados Unidos, existe una lista oficial que acceso público para aquellos que sean considerados delincuentes sexuales (sex offenders) puedan ser identificados y localizados. Es decir, tales políticas deben venir del gobierno central y ser implementadas a nivel institucional por los directivos de las diferentes instituciones educativas.
    Con base al articulo analizado en el comentario, al abordamiento a estos casos es reactivo y no proactivo o preventivo. No podemos recién empezar a leer las hojas de ruta o los planes de emergencias cuando ya la vida de un ser humano ha sido cambiada para siempre. La capacitación y la sensibilización constate sobre toda la comunidad educativa es necesaria. En los Estados Unidos, hablamos de sobrevivientes, no de víctimas de abuso sexual porque el abuso no define a una persona. El artículo en cuestión revictimizó a la sobreviviente 7 veces con su terminología. Un sobreviviente tiene toda una vida por delante a pesar del abuso. Estos pequeños cambios empoderan y abren camino a un cambio de cultura o mentalidad que es lo más importante.

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